La IA no está simplemente cambiando la auditoría; la está refundando desde sus cimientos

Entrevistamos a Ismael Llamazares Martínez, con motivo de la Jornada Auditsoft de Auditoría 2025: Innovación y actualización profesional.
Nos gustaría conocer algo más sobre su trayectoria profesional. ¿Quién es Ismael Llamazares Martínez?
Podría decir que soy auditor, economista, consultor... pero ante todo soy una persona curiosa y con muchas inquietudes que conoce de primera mano los múltiples desafíos de dirigir una firma de servicios profesionales. Durante más de una década, he estado al frente de Evidentia Auditores, una firma que hemos construido desde cero hasta convertirla en un referente, siempre con una filosofía basada en la calidad y en la eficiencia.
Hace unos años, como muchos, empecé a ver el potencial de la Inteligencia Artificial, pero no como una simple herramienta, sino como un cambio de paradigma radical. Entendí que la IA no era una opción, era el futuro de la competitividad. En lugar de esperar a que otros me dijeran cómo usarla, decidí sumergirme de lleno: me formé intensivamente, experimenté, cometí errores y, sobre todo, aprendí a separar el "humo" tecnológico de las soluciones que generan un impacto real en las empresas. Desde mi experiencia al frente de Evidentia, he vivido en carne propia los problemas y resistencias de implantar soluciones con IA de valor.
De esa experiencia, de esa doble visión de empresario que conoce los "dolores" del sector y de profesional que domina la aplicación estratégica de la IA nace StratIA. Así que soy auditor, economista y consultor, pero prefiero definirme como un facilitador: alguien que traduce el enorme potencial de la Inteligencia Artificial en ventajas competitivas reales y medibles para los despachos y empresas que no quieren quedarse atrás.
Es CEO de StratIA, ¿podrías presentarnos la consultora? ¿Cuál es vuestro objetivo y qué valor diferencial aportáis a vuestros clientes?
StratIA nace de una convicción muy clara: el mercado español necesitaba una consultora de IA que hablara menos de tecnología y más de negocio. Vimos un enorme espacio vacío entre las grandes consultoras, a menudo lentas y caras, y los consultores freelance que, aunque ágiles, carecen de un profundo conocimiento sectorial y de capacidades.
StratIA está formada por 15 personas con capacidades multidisciplinares que comparten pasión por la revolución que está suponiendo la Inteligencia Artificial y nuestro objetivo es ser esa consultora boutique híper-especializada de referencia para despachos profesionales y empresas de alto rendimiento
Nuestro valor diferencial es radicalmente simple y se basa en cuatro pilares. Primero, no vendemos tecnología, vendemos resultados de negocio medibles en 90 días. Segundo, garantizamos una atención directa y continuada. Tercero, tenemos un enfoque obsesivo en la IA responsable y el cumplimiento normativo, preparando a nuestros clientes para el AI Act europeo desde el primer día. Y, por último, nuestro compromiso es con la autonomía del cliente: lo que construimos juntos, es suyo para siempre. No creamos dependencia, construimos capacidades.
En resumen, StratIA es el socio estratégico para empresas y despachos que no buscan un proveedor, sino un aliado que les ayude a transformar su negocio con IA de forma rápida, segura y rentable.
Desde tu perspectiva como experto en Inteligencia Artificial, ¿de qué manera crees que la IA está redefiniendo el futuro y el día a día de la profesión de auditoría?
La IA no está simplemente cambiando la auditoría; la está refundando desde sus cimientos. Tradicionalmente, la auditoría se ha basado en el muestreo, en analizar una pequeña parte de las transacciones. La IA pulveriza esta limitación. Estamos pasando de la auditoría basada en muestras a la auditoría basada en el 100% de los datos. Esto es un cambio de paradigma.
En el día a día, esto significa que el auditor dejará de dedicar cientos de horas a tareas repetitivas y de bajo valor, como las conciliaciones o la revisión de documentación de forma manual. En su lugar, supervisará agentes de IA que analizarán poblaciones completas de datos en tiempo real, identificando patrones, anomalías y riesgos que antes eran completamente invisibles para el ojo humano.
Pero la verdadera redefinición está en el rol del profesional. La IA no va a reemplazar al auditor, va a exigirle ser mejor auditor. El foco ya no estará en el 'qué' (encontrar el dato), sino en el 'porqué' (interpretar el hallazgo). Las habilidades más demandadas serán el juicio profesional, el pensamiento crítico y el escepticismo constructivo para evaluar las conclusiones que la IA nos presenta. El auditor del futuro será menos un 'verificador' y más un estratega del riesgo y la confianza, utilizando la IA como su herramienta más potente para ofrecer un dictamen con un nivel de seguridad y profundidad que hasta ahora era impensable.
¿Qué tendencias de IA generativa crees que tendrán un mayor impacto en el sector de servicios profesionales a corto plazo?
A corto plazo, el mayor impacto no vendrá de las aplicaciones más espectaculares, sino de tres tendencias muy prácticas que están transformando la forma en que los profesionales trabajan.
La primera, y la más inmediata, es la de los Agentes Internos Seguros. Estamos hablando de asistentes de IA generativa que se entrenan exclusivamente con la base de conocimiento interna de un despacho: sus contratos, sus dictámenes o su jurisprudencia acumulada. Esto permite a un abogado o a un asesor realizar consultas complejas sobre su propio know-how, redactar borradores con el estilo de la firma y obtener respuestas en segundos, todo ello en un entorno totalmente confidencial y sin riesgo de fugas de datos.
La segunda tendencia es la Automatización Inteligente de Documentos. Ya no se trata solo de extraer datos de una factura. La IA generativa ahora puede leer un expediente de due diligence de 200 páginas, identificar las cláusulas de riesgo, resumirlas y compararlas con los estándares del despacho. Esto reduce drásticamente el trabajo manual de bajo valor y libera a los profesionales para que se centren en la estrategia.
Y la tercera, que ya estamos viendo, es la Comunicación Aumentada con el Cliente. La IA generativa permite crear en cuestión de segundos borradores de emails, propuestas comerciales personalizadas o disponer atención continuada automatizada mediante bots que mantengan siempre el tono y el rigor de la firma. Esto no solo mejora la eficiencia, sino que eleva la calidad y la consistencia del servicio que percibe el cliente final.
En este nuevo escenario, el rol del profesional se transforma. ¿Cómo puede un socio de un despacho o un directivo pasar de 'hacer el trabajo' a 'dirigir el trabajo' con IA, y qué habilidades humanas se vuelven ahora más cruciales que nunca?
Esa es la pregunta fundamental, y la respuesta redefine lo que significa ser un líder. El cambio a 'dirigir' el trabajo con IA no es una cuestión de aprender a usar una nueva herramienta, es un cambio de mentalidad. Se trata de pasar de ser el mejor ejecutor a ser el mejor director de orquesta.
Un socio o un directivo ya no dedicará su tiempo a redactar documentos o a revisar manualmente trabajo rutinario. Su nuevo rol será hacer las preguntas correctas a sus agentes de IA, definir los objetivos estratégicos para que sus agentes automatizados los ejecuten y, lo más importante, aplicar su juicio experto sobre los resultados que la IA le presente. El líder del futuro no ganará por saber más, sino por saber hacer mejores preguntas.
En este contexto, las habilidades técnicas se vuelven secundarias frente a las habilidades puramente humanas, que ahora son más cruciales que nunca. Destacaría tres:
- Pensamiento Crítico y Estratégico: La IA nos dará datos y borradores, pero solo un humano puede evaluar si esa información es estratégicamente sólida, si se alinea con los objetivos del cliente o si tiene sentido en un contexto de negocio complejo.
- Inteligencia Emocional y Empatía: La IA no puede sentarse con un cliente, entender sus miedos, negociar un acuerdo o liderar a un equipo. La capacidad de conectar, comunicar y construir confianza se convierte en nuestro mayor diferencial.
- Curiosidad y Aprendizaje Continuo: El líder que prospere será aquel que tenga una curiosidad insaciable por entender qué nuevas capacidades trae la IA cada mes y cómo puede aplicarlas para innovar. La capacidad de adaptación ya no es una ventaja; es una condición de supervivencia.
Muchos directivos y socios de despachos ven la IA como una inversión grande, compleja y con un retorno incierto. Ante el "hype" y las promesas exageradas, ¿cómo puede una empresa o un despacho profesional distinguir las soluciones de IA que generan valor real de las que son solo "humo tecnológico"? ¿Qué primer paso recomendarías para empezar con buen pie y sin arriesgar demasiado?
Esa es la pregunta del millón, y es la preocupación más legítima y extendida que nos encontramos. El mercado está lleno de ruido, y distinguir la señal es un verdadero desafío. Mi experiencia me ha enseñado que hay tres criterios clave para separar el valor real del 'humo':
Primero, una solución de valor nunca empieza hablando de tecnología, empieza hablando de un problema de negocio. Si un proveedor te habla de 'LLMs' y 'algoritmos' antes de haber entendido a fondo qué proceso quieres mejorar o qué coste quieres reducir, es una señal de alerta. El valor no está en el algoritmo, está en el resultado que genera.
Segundo, una propuesta seria siempre debe ser medible. Debe responder a la pregunta: 'Si implementamos esto, ¿qué indicador clave (KPI) va a mejorar, ¿cuánto y en cuánto tiempo?'. Si la respuesta es vaga, probablemente el valor también lo sea.
Y tercero, las soluciones reales son escalables y gestionables. Deben poder integrarse en los procesos existentes sin causar un caos y contar con un plan claro de gobernanza y supervisión humana.
Por todo esto, el primer paso que siempre recomiendo para empezar con buen pie y sin arriesgar es no lanzarse a una gran implementación, sino realizar un Diagnóstico Estratégico de bajo riesgo. En StratIA, por ejemplo, hemos diseñado un programa inicial de pocas semanas donde trabajamos codo con codo con el cliente para identificar 2 o 3 casos de uso de alto impacto, estimamos su ROI de forma conservadora y entregamos una hoja de ruta clara. Es la forma más inteligente de invertir: primero en claridad y estrategia, y solo después, con datos en la mano, en la tecnología.
¿Crees que la IA puede hacer la profesión de auditor más atractiva para los jóvenes y facilitar así el relevo generacional?
Estoy convencido de que la IA es la única herramienta que tenemos para salvar el relevo generacional en la auditoría. Seamos sinceros: la profesión tiene una merecida fama de ser exigente y, en sus niveles iniciales, extremadamente repetitiva. Los jóvenes talentos de hoy no quieren pasarse dos años conciliando extractos bancarios o verificando facturas manualmente. Quieren aportar valor, resolver problemas y tener un impacto desde el primer día.
Y eso es exactamente lo que la IA permite. Al automatizar el 90% de las tareas de bajo valor, esas que tradicionalmente 'quemaban' a los auditores junior, liberamos a la nueva generación para que se dedique a lo que realmente importa: el análisis crítico, la investigación de anomalías complejas, la comunicación con el cliente y el desarrollo del juicio profesional.
La IA transforma el rol del auditor junior de ser un 'verificador de datos' a ser un 'detective de riesgos' asistido por tecnología. Le das a un recién graduado herramientas que le permiten analizar poblaciones enteras de datos y le pides que encuentre patrones interesantes. Eso es un desafío intelectualmente estimulante.
Por lo tanto, la IA no solo hace la profesión más atractiva; la dignifica. La convierte en una carrera de análisis y estrategia desde el principio, y no después de cinco años de trabajo mecánico. Es nuestra mejor baza para atraer y, sobre todo, para retener al talento brillante que nuestro sector necesita para el futuro porque esta revolución es un terremoto que tendrá réplicas importantes a nivel de empleo, las horas de trabajo “humanas” se reducirán.
Para concluir, participas en la Jornada de Auditoría de Lefebvre. Para quien piense "ya me pondré con la IA el año que viene", ¿qué riesgo o coste de oportunidad inmediato evitará al escuchar tu ponencia?
El mayor error que se puede cometer con esta revolución es pensar en términos lineales. Creer que 'un año' es solo un año. En el mundo de la IA exponencial, un año de inacción no significa quedarse un paso por detrás; significa arriesgarse a quedar fuera de la carrera para siempre.
Quien piense 'ya me pondré en 2026' debe entender que, para entonces, su competidor más ágil no solo será un 20% más eficiente. Habrá utilizado ese tiempo para reinvertir sus ahorros en ser más productivo, diseñar nuevos servicios de asesoramiento predictivo que hoy ni imaginamos, y, lo más importante, habrá construido una relación de confianza con los mejores clientes, aquellos que buscan socios que ya hablan el idioma del futuro.
El coste de oportunidad inmediato no es solo un margen que se pierde; es la pérdida de posicionamiento estratégico. Es convertirse en el despacho que reacciona tarde, el que ofrece servicios del pasado a clientes que ya demandan soluciones del futuro.
En mi ponencia no solo detallaré una hoja de ruta para empezar mañana mismo, de cómo dar el primer paso de forma segura y con resultados medibles. Asistir no es solo escuchar una charla; es ganar el tiempo que muchos de vuestros competidores van a perder dudando. No se trata de ser el primero en usar IA. Se trata de no ser el último en entenderla.
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